Os dejo con un relato que leyó y nos transmitió en el congreso IDEO Miguel Ángel Santos Guerra:
“Un niño meditando en su oración,
concluyó: Señor esta noche te pido algo especial, convertirme en un televisor.
Quisiera ocupar su lugar. Quisiera vivir lo que vive la tele de mi casa. Es
decir, tener un cuarto especial para mí y reunir a todos los miembros de mi
familia a mi alrededor.
Quisiera ser tomado en serio
cuando hablo. Convertirme en el centro de atención al que todos quieren
escuchar sin interrumpirle ni cuestionarle. Quisiera sentir el cuidado especial
que recibe la tele cuando algo no funciona.
Y tener la compañía de mi papá
cuando llega a casa. aunque esté cansado del trabajo. Y que mi mamá me busque,
en lugar de ignorarme. Y que mis hermanos se peleen por estar conmigo.Y que
pueda divertirlos a todos, aunque a veces no les diga nada. Quisiera vivir la
sensación de que lo dejen todo por pasar unos momentos a mi lado.
Señor, no te pido mucho. Sólo vivir
lo que vive cualquier televisor”.
Ahora , todos a pensar... no es tan extremo como creéis ni pensáis , esto, desgraciadamente, se ve todos los días. Muchas veces los padres , que pasan tantas horas trabajando para poder darles lo mejor a sus hijos , para que nunca les falte de nada , para darles la mejor educación y para que crezca sin nada que le falte , no se dan cuenta que a veces lo único que necesita su hijo , es COMPAÑÍA. Atención , aunque sea poca , aunque sean 10 minutos antes de comer ayudándole a colocar su ropa del cole y preguntándole que qué tal el día... Es mejor eso que sentarse a la mesa a esperar a comer , o sentarse en el sofá a mirar... la tele.
;)
Respentando todas las opiniones , faltaría más. Esto es una de las cosas que aprende una estudiante de 1º de Magisterio de Primaria.
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